Deleite
tibia luna de viento y porcelana,
liviana
como el blanco de la estela.
Erguida ciudadela
de máxima virtud, leve y lejana,
profana
religión, frágil gacela.
Espiga que sujeto con la mano,
diluvio de verano
a la hora precisa de la siega.
De azúcar y de miel, su piel ardiente,
urgente
en el deleite en que se entrega. ©
Del libro Llevarás en la Piel.
Recitado en el Tortoni - Café Montserrat.