Jorgito W
anegado en alcohol de baja estofa,
en medio de los muertos, filosofa:
—El que quiera celeste que le cueste.
Más malo que la peste,
presume de su fuerza y apostrofa.
Que te cerque la ira de mi estrofa
y ojalá que el poder se te indigeste.
Te van grandes las pilchas de vaquero,
las botas, el sombrero
y el cargo de alguacil de la ciudad.
Cuando cese por fin el aguacero,
otro viento pampero
soplará por las calles de Bagdad. ©
Del libro Oceanario.
Recitado en el Café Montserrat.
6 comentarios:
Mi queridísima amiga, (de España a la Argentina) ese cargo lo has detentado tu desde siempre. (aunque exageres)
Besos para después del aguacero.
Muy bueno el poema...
lástima el muso inspirador....
un abrazo
Gracias Mile, me hago cargo del poema, no del muso.
Tu visita aromó de glicinas el patio de la casa.
Un beso grande.
Jorgito doble W calla y asiente
y cuenta con los dedos de la mano,
países de recónditos lejanos,
que engrosarán su agenda permanente.
Con paso traicionero de serpiente,
marchitará de sol cada verano,
carcoma de veneno cotidiano
que cerca el universo de la gente.
Tendrá fin su cobarde prepotencia,
su delirio de pus, su villanía,
el grito de su voz, imperativo;
Y a fuerza de utopía y de presencia,
veremos en el cielo de los días,
otra vez la paloma y el olivo.
Un beso grande, Teresinnha.
Ohh Carlos no salió mi comentario...va de nuevo.
Tu poema está volando al grupo Serrat.
Y puse la payada de Nick también, porque ya sabés que él tiene la manija jeje.
Hermoso, hermoso.
Besos
Oka Ele, que viva el vuelo de Serrat (aunque lamento que se hayan mezclado en tu coment, dos personas tan distintas)
Un beso.
Publicar un comentario