jueves, 22 de diciembre de 2016

Y derramarse

Breve cielo,
tu cama de cristal y de trinchera
parece el escenario de una hoguera
donde escuece el desvelo.
A fuerza de quererte te cincelo
con modales de savia limonera,

oficio diligente de la espera,
vigilia del consuelo.
Con afanes de rojo desvarío
te surco como un río
al íntimo gobierno de la llama,
y erecto de ternura
me vuelco en el ojal de tu cintura
lo mismo que un licor que se derrama. ©

Del libro De diluvios y andenes.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Parco de amor

Con modales de tipo introvertido,                    pudoroso de amor le dio la mano,
sabía del impulso contenido
y el hambre franciscano.
Tenía cierta cosa del olvido,
estricto y espartano,
como un rayo de sol anochecido
o un anuncio de llanto cotidiano.
Ella en cambio, hoguera y estallido,
con tesón artesano 
se quitó la armadura del vestido,
y el hombre en su desgano,
quiso ser la razón de su gemido,
su exorcismo de sed y su verano. ©

Del libro Oceanario.
Dibujo (maravilloso), de Leandro Lamas.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Modi

"Cuando conozca tu alma, pintaré tus ojos"

Modigliani dibuja un desconsuelo
de tristeza callada
y ante tanta belleza deslumbrada
las botellas se apiñan por el suelo.
Reclina su cabeza la modelo
de cuello vertical y delicada,
nocturna su mirada
como pozos negrísimos de cielo.
La muerte lo vigila
y roza el arenal de su pupila
con un beso de frágil confidencia.
Infortunio de sed y vino tinto

y el hondo laberinto
de morir contra toda indiferencia.

Del libro llevarás en la piel.

Pintura: Modi.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Descalza

Descalza,
sorteando los rigores de la lluvia
y el abismo del aire,
cuando rota la luna en el espejo
astilla el alhajero de tu llanto.
Con agobio de pájaros insomnes
que anidan en el centro tu boca
como lobos de rabia.
En puntitas de pie, como el silencio
sepulcral la noche,
huyendo del crepúsculo y el frío
que hiere la pupila de tus ojos.
Tan lejana de mí, tan imposible,
como un ángel a punto de inmolarse. ©

Del libro Llevarás en la piel. 
Recitado en Radio UAI.

martes, 6 de diciembre de 2016

Letanía (canción de cuna naval)

"Esa es mi patria, alredeor no hay nada" (JS)

Al este de tus ojos (geografía
de barcos encallados en la arena),
peñón de Gibraltar, mujer-sirena,
navego por hacerte compañía.
Valiente travesía
sorteando el arrecife de la pena,
estuario musical de mar serena
donde busco tu boca con porfía.
Lejana patria mía,
antiguo continente de azucena
que abraza el espinel de la bahía;
estela del amor en cuarentena,
coral playa morena
que nombro con tesón de letanía. ©

Del libro Oceanario.
Recitado en Radio UAI.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Y anocheces

Desnuda y virginal me perteneces
en piel y sangre entera,
abismo incandescente de la hoguera
donde tejes la noche y anocheces.
Al alba de tus blancas desnudeces
estalla en un jazmín la primavera,
tizón, mujer primera
que en mi boca diluvias y floreces.
Ardor con que proclamas
ser parte imperativa de las llamas
que siempre van contigo.
Astilla de mis huesos
con que enciendo la pira de los besos
en la fragua redonda de tu ombligo.

Del libro Oceanario.
Fotografía: David Izochukwu.

Nora

Una noche en Dublín o en cualquier parte

Se amaron (como tantos), a deshora,
a ráfaga de lágrimas y besos,
hirientes, pornográficos, obsesos.
James y Nora.
Rehenes del imperio de la aurora,
impúdicos y espesos,
urgencia de la sangre y de los huesos 
con terca voluntad devoradora.
Al filo conyugal de la locura,
los dos en la conjura
de arder en el delirio de la hoguera.
Rescoldos de lujuria pecadora,
James y Nora,
la última pasión. Y la primera.

Del libro Oceanario.
Ilustración: John Nolan

jueves, 17 de noviembre de 2016

AviZoo

Zorro gris, receloso de encelo,
busca zorra de esbelta figura,
inclinada a la buena lectura,  
Baudelaire, Marechal, Pirandello.
Que destrabe las puertas del cielo
en motín de enconada conjura
con la llave de abrir la locura
de rodar de pasión por el suelo.
Y se prenda de fuego conmigo
(pura brasa encendida),
a la vez virginal y blasfema.
Si la zorra del cuento que digo
de algún modo se siente aludida
presentarse al final del poema.
 
Del libro De diluvios y andenes.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Omnipotencia

Eva juega al olvido
y reparte a su modo la baraja,
la pena en la que viaja
la deja a contramano del latido.
Tiene un solo vestido
que le sirve de escudo y de mortaja,
en un beso de ausencia se desgaja,
igual que un lobo herido.
Embiste contra todo y se desboca
de piel y sangre nueva,
armada de un puñal y una cuchilla;
convierte en oro blanco lo que toca
y en rabia se subleva,
jurando que le sobra una costilla.

Del libro De diluvios y andenes.

martes, 1 de noviembre de 2016

Antojo

Amar con el aliento estremecido
hasta quedar exánimes de besos,
sujetos a la boca hospitalaria
y al íntimo estallido.
Tan lejos del dolor y del olvido,
con el rojo discurso de los huesos,
desafiando la muerte temporaria
del último latido.
Agónicos los dos y necesarios
y vándalos y necios y apetentes
de vértigos sumarios,
devotos de rituales confidentes,
como lobos lunarios
librados al antojo de sus dientes.

Del libro Oceanario.
Pintura:Nicoletta.

viernes, 28 de octubre de 2016

Contienda

Campal mi boca en la tuya
libra su propia batalla,
tizón de miel con que busca
cercarte cuello y garganta.
Vigilia de la penumbra
con que custodia sus armas
y hunde la lengua con furia
de confidentes alianzas.
Dulce guerrilla de nupcias
sobre las sábanas blancas
y la agonía nocturna;
flechas, fusiles, espadas,
reto, diatriba, liturgia,
con cuatro besos de salva. ©

Del libro Llevarás en la piel.
Recitado en Radio UAI.

martes, 25 de octubre de 2016

Amantes

"El amor es eterno mientras dura"

Se amaron como gatos panza arriba,
disputándose el mar de los abrazos,
a besos y arañazos,
con jirones piel en carne viva;
navegantes de amor a la deriva,
cosidos a retazos,
en un juego de garras y zarpazos,
por un río de sangre y de saliva.
Febriles y apetentes,
al acecho lascivo de sus dientes
de roja mordedura;
desnudos como Dios los trajo al mundo,
en la eterna vigilia de un segundo,
que dura mientras dura.

Del libro Oceanario.
Pintura: Nicoletta.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Soledades x dos (casi un tango)

En un bar de San Telmo (que hoy no existe),
minúscula certeza,
te bebías a sorbos la tristeza
de un domingo sangrante como un quiste.
Levantaste los ojos y me viste
detrás de un desaliento de cerveza,
giraste la cabeza
y viniste hacia mí, cansada y triste.
Yo te quise querer y dije hola
y te busqué la boca con un beso
de noches entrampadas.
La soledad de a dos es la más sola,
dijiste, y el amor un contrapeso
de lágrimas saladas. ©

Del libro de poemas Oceanario.
Ilustración del querido Carlos Killian.

miércoles, 5 de octubre de 2016

La coleccionista (III)

Colecciona sombreros y monteras,
chambergos, teresianas, barretinas,
novelas de mujeres asesinas
y rabias pasajeras,
birretes, capirotes y chisteras,
tabardos, impermeables, gabardinas,
pañuelos con insignias parisinas,
escudos y banderas;
barajas de tarot y nigromancia
y un beso de noctámbula constancia
que trepa por el muro del pasado.
Recuerdos que ha perdido,
quién sabe en qué recodo del olvido,
del tiempo en que me quiso demasiado. ©

Del libro Oceanario.

sábado, 1 de octubre de 2016

Octubre

Jugabas a inventar que me querías
(desnuda y con sombrero),
y yo, desconsolado caballero,
libraba tus batallas y las mías.
Serena en el pasaje de los días,
era octubre en tus labios (o febrero),
presagio de aguacero
en tu boca de largas lejanías.
Pequeño corazón de risa oscura,
corcel, cabalgadura
del río de la sed que va contigo.
Febril y escandalosa,
en el rojo deleite de la rosa,
al sur de la galaxia de tu ombligo. ©

Del libro Oceanario.
Recitado en Radio UAI.

martes, 27 de septiembre de 2016

Lejos

Y vamos otoñando de tristeza,
los dos en un planeta diferente,
tú, de verde fulgor, resplandeciente,
y yo que voy mudando la corteza.
La rosa decolora de firmeza
y el blanco del jazmín se vuelve ausente;
de noche soy un rio transparente
que surca el horizonte de tu pieza.
Cada vez más difusa y más lejana,
rubor que en la mañana
diluye en amarillo sus reflejos.
Nada queda de ti, doliente y poca,
dos besos en la boca
y otra lluvia, quizás, cayendo lejos. ©

Del libro Oceanario.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Sola

Sola como un barco a la deriva,
única habitante del poema,
llama que en la llama en que se quema
arde en carne viva.
Presa de un amor que la cautiva,
cándida y blasfema, 
rema 
por un llanto de saliva.  
Náufraga de sed en el desierto, 
puerto  
donde encalla su latido;  
lágrima final del desamparo, 
faro 
en la penumbra del olvido. ©

Del libro de poemas Oceanario.
Recitado en el Tortoni y Radio UAI

sábado, 17 de septiembre de 2016

Confesiones de invierno

Agua y arcilla,
soy la clara simiente
de tu costilla.

Febril y vulnerable
concedo lo que soy y lo que tengo,
cautiva religiosa de la sangre
que corre por el río de mi cuerpo.
Ayuno penitente de la carne,
sin ley y sin remedio,
con un rezo labial de fe cobarde
y un vértigo de estruendo.
Sólo debes pedir, no te detengas,
no tengo voluntad para negarme
al hilo de tu voz que me sentencia.
Sin ti, no soy de nadie,
apenas un temblor en la tormenta
que rompe la agonía de la tarde.

Del libro Oceanario.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Naufragio

Antigua soledad, tu boca sabe
los besos que le debes a mi boca
y en este desamor que nos convoca
hay que quemar la nave.
Cerrar el corazón con doble llave,
volverse cardo y roca,
que el tiempo del olvido que nos toca
destile sin dolor su pena grave.
Al son crepuscular de la tristeza
un pájaro de azul delicadeza
renacerá tal vez de los despojos.
Es hora del adiós, no habrá un mañana,
ni lluvia en el cristal de la ventana
ni un barco en el naufragio de tus ojos. ©

Del libro Oceanario.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Conjura

Un lunes de febrero
(si es bisiesto mejor), de madrugada,
al filo de mi boca y desnudada
de pie frente al caldero.
Ungida con esencias de romero,
en tránsito de Venus, destinada,
oscura y embrujada,
portando un elixir y un candelero.
A la cuenta de tres (luna en Urano),
al roce de mi mano
susurrarás mi nombre y apellido.
Ritual de investidura,
serás la condición de mi conjura.
De nada te valdrá fuga ni olvido. ©

Del libro Llevarás en la piel.

sábado, 27 de agosto de 2016

Palabras viejas

La defraudan de amor con frases bellas
de oronda arquitectura,
argucia de guardar con cerradura
el mar en las botellas.
Utopías de rayos y centellas
de apagado fulgor, literatura,
vigilia de un hastío que conjura
el pálido carmín de las estrellas.
Y tú, lejos de mí, te desencantas
de las penas que tercas y que tantas
no dejan de doler.
Marchita de escuchar palabras viejas
que te cercan de abismos y de rejas,
como quien oye llover. ©

Del libro Oceanario.
Fotografía: Ana Morosini
Recitado en el Manzi y en el Montserrat.

domingo, 21 de agosto de 2016

Lloverse

Anaís desabrocha su vestido,
un botón, otro más, otro y desnuda,
sin vergüenza ni duda
se ofrece al vendaval de su latido.
Piadosa ceremonia del gemido
que la ciñe y la escuda,
espina vertical de pena aguda
que atraviesa su vientre florecido.
Deleite de entrecasa,
vigilia milenaria, viento, brasa,
diluvio que no cesa.
Allí donde mi mano la consiente,
tan hondo, que hondamente
estalla en un temblor de lluvia espesa. ©

Del libro Oceanario.
Recitado en el Café Montserrat y Radio UAI.

jueves, 11 de agosto de 2016

Amor-niño

El amor es un niño adolescente
(de indócil rebeldía),
que lleva en el estío de la frente
la azul cartografía
de un estigma de luz incandescente
con natural empeño de porfía
y una luna de sal en el poniente
lo ciega con un golpe de agonía.
Avaro de sus cosas,
tutela el optimismo de las rosas
con aire de arrogante altanería.
Ángel hostil que va de casa en casa,
tizón de oscura brasa,
que pasa sin razón del alma mía.


Del libro Llevarás en la piel.
Dibujo: A Kawasaki.

miércoles, 27 de julio de 2016

El benjamín del comisario

Soñaba un porvenir bibliotecario
con versos a la hora de la cena,
un hombre como tal en la colmena, 
Joaquín, el benjamín del comisario;
con libros por doquier y el arbitrario  
desfile de la pena, 
su perro, su domingo, su Jimena,
la charla de café en el vecindario,
su siesta de guardar, sus libros viejos,
su pipa, sus trebejos,  
su muerte individual y su obituario, 
el tedio mercantil de la rutina, 
soñaba con no ser y fue Sabina,
Joaquín, el benjamín del comisario.

Del libro De diluvios y andenes.

lunes, 25 de julio de 2016

Como un cielo de plomo

Me duelen estas manos de no usarlas contigo,
esta espina furiosa a los besos clavada,
la lluvia interminable que tizna la mirada
de estos ojos que llevo con rencor enemigo;
me duelen estos labios de enconado castigo
que no llaman ni nombran el amor y la nada,
el álgido desvelo de luna destemplada
sin aliento ni abrigo.
Me duele cada cosa como un cielo de plomo
de cobarde tristeza que se rompe en pedazos,
la voz deshilvanada con que te nombro, como
si una rosa de espanto germinase en mis brazos,
y este otoño de nadie y el amor con que digo,
me duelen estas manos de no usarlas contigo. ©


Del libro Oceanario.

martes, 21 de junio de 2016

Estival

"Gorriones presos de un mismo viento..." (JMS)

Con saliva del barro de mis besos
y oficio de artesano,
en el hueco florido de tu mano
(como gorriones presos),
el pulso contenido de mis huesos
anuncia la llegada del verano,
conjuro soberano
de los meses más íntimos y espesos.
Al alba de tus ojos,
lo mismo que manojos
de retamas,
me vuelvo la razón de tu sustento
y soy el alimento
que reclamas.


Del libro Llevarás en la Piel.

domingo, 19 de junio de 2016

Exilio

Nada tienen que ver en este cuento
adanes ni serpientes,
yo mordí la manzana con los dientes
por propia voluntad y entendimiento.
Más allá de la culpa y el tormento
de santos e inocentes,
ni Dios ni sus esbirros asistentes
decidirán por mí dicha o lamento.
Me nombro con mi voz y lo que digo
(sin ser verdad probada),
es todo lo que soy y Adán lo sabe.
Asumo mi castigo,
si tengo que marcharme desterrada
debajo del jarrón dejo la llave.

Del libro Llevarás en la piel.

martes, 14 de junio de 2016

Contraseña (contrasueño)

"Siento que me deshabito para habitarte"

Una mujer se duerme, flor de estío,  
y en el sueño que sueña
del abismo del alma se despeña
y se arroja al vacío. 
Lo mismo que la estela de un navío, 
torrencial y pequeña, 
memoriza sin fe la contraseña
del secreto lenguaje del rocío.
En la verde llanura de su cama
conyugal se derrama  
y en astilla de barro se convierte.
Se desnuda ante mí (que estoy tan lejos) 
y rompe los espejos  
para cambiar el sino de su suerte.
Del libro Oceanario.