lunes, 19 de agosto de 2019

La petit morte

Anaís se convierte,
profesa el catecismo del deseo.
—En todo hombre creo,
es esa la consigna de mi suerte.
Doméstico aguacero que se vierte
en lúdico temblor de jubileo,
revuelta, llamarada, balbuceo
y la pequeña muerte.
Estalla en los umbrales del abismo,
deleite y fatalismo
tanteando la raíz de lo absoluto.
Febril mujer copiosa,
que muere sin morir, escandalosa,
en la roja agonía de un minuto. ©

Del libro Llevarás en la piel.
Foto: Valente.
Recitado en el Café Montserrat.

10 comentarios:

Carlos dijo...

en la roja agonía de un minuto...

Carlos dijo...

La pequeña muerte / Eduardo Galeano.

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su
viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto,
nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso
dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele.
Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande , muy grande ha de ser, si matándonos nos renace.

Tita dijo...

Genial este maravilloso Anais,que se vuelve viento y tea,hacia tiempo que no leia algo tan lindo.

Bsitos querido.

Carlos dijo...

Gracias Ana, me alegra que te haya gustado tanto.

Un beso grande.

Feliz otoño.

Tita dijo...

Igual para ti querido,feliz otoño una estación que me encanta,y ya llega Octubre el mes de los escorpiones,que tengo dos especiales.

Un besote grande.

Carlos dijo...

En realidad nosotros por aquí arrancamos con la primavera,que por ahora se hace rogar y llevamos ya cinco días con lluvia.

Por otro lado octubre arranca con los librianos, los escorpiones llegarán más luego. jeje.

Un besote.

Tita dijo...

Mil disculpas se me fue la pinza de los meses,buen fin de semana.
Besos

Carlos dijo...

Disculpada quedas, Anita. :)

Rembrandt dijo...

“…Y a morirse de largas desnudeces
después de los despueses
en la roja agonía de un minuto.”

Divino momento. Esa pérdida de conciencia que se atribuye a la mujer desde antaño pero que sin
dudas se le puede sumar al hombre debe ser el instante de mayor placer que podemos vivir. Cuando llega la petite mort es cuando más vivos estamos. La muerte más dulce.

Bellisima la imagen de Steve Ullrich.

REM

PD: Henri no estará celoso?

Carlos dijo...

Rem, puedo imaginarte a veces, muriendo en soledad, con la dulce compañía de unos versos.