Simulacros
(puntuales de tristeza),
comienzan a extrañarse desde el lunes,
con la primer estrella de la noche.
Impacientes de besos,
maldicen los relojes detenidos
y el retraso de viernes que no llegan,
perdidos en oscuros callejones.
En horas de nostalgia interminable
inventan azarosos simulacros
y excusas de ficticios argumentos.
Un martes de ceniza:
—Supuse que era viernes, dijo ella
y él no quiso decirle lo contrario. ©
Del libro Oceanario.
Ilustración: Nicoletta.
Recitado en la Radio UAI
1 comentario:
Poema de un tiempo ya pasado que solía publicar en la columna lateral del Blog. (Junio de 2012)
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