Obsesión
se copia, se reitera,
y al conjuro notable de su trazo
una mujer emerge de la tela.
La dibuja desnuda por el cuarto,
desnuda en el jardín, sobre la hierba,
cubriéndose los pechos con las manos,
exhibiendo procaz las entrepiernas.
Desnuda como un árbol
que crece vertical desde la tierra,
acaso su mujer de tantos años,
o todas o cualquiera.
Con modales de púdica tristeza
Bonnard repite siempre el mismo cuadro. ©
Del libro De diluvios y andenes.
Pintura: Pierre Bonnard.
10 comentarios:
desnuda como un árbol...
En las calles de París sucedía la balacera de las vanguardias, donde todos los pintores se dejaban impactar. O casi todos. Había un grupo de resistencia que en medio del incendio jamás quiso apropiarse de las llamas. Vivían su propia aventura ajenos a todo aquello que no estuviese en el centro de su interés o de sus obsesiones. Pierre Bonnard (1867-1947) fue uno de ellos. Quizá el principal.
Si en los años mozos tuvo de brújula a Gauguin, en la madurez solo se tuvo a sí mismo como norte. Desarrolló una personalísima facultad para manejar el color, con una audacia casi milagrosa. A partir de 1900 decidió que su mundo era mejor hacia dentro y se centró en escenas domésticas, en la variedad de sus amantes, en Martha (su mujer)
Bonnard siempre persiguió la Arcadia para inmortalizarla en su pintura, donde hombre y naturaleza vivieran en armonía. A pesar del desborde y el colorido de sus telas sus obras tienen un dejo de melancolía, de soledad.
Su principal musa fue Marthe de Méligny, primero amante y después esposa, que aparece en muchos de los lienzos. Celosa y obsesiva, con un carácter muy atormentado, la retrata mientras se da sus baños terapéuticos. Son desnudos, que desbordan sensualidad y erotismo. Bonnard suele entra en el tocador femenino, mientras la mujer se asea, se baña. Una de las amantes del pintor, Renée Monchaty, acabó suicidándose.
Las fotografías de Pierre Bonnard son un buen mapa para entender de otro modo el punto de vista del pintor. Retrató a su familia, a sus amigos, a las amantes, a los maestros, paisajes sueltos y cuerpos en lucha.
Muchas de estas fotos le servían luego para pintar. Era un artista de taller, así que la fotografía era un apoyo. Sucede claramente con las fotos de Martha, donde aparece desnuda. Es una suerte de modelaje de lo que luego será el cuadro. En los viajes, Bonnard prefería la cámara al cuaderno de dibujo. Así sucede en sus visitas a Córdoba y Sevilla, donde dejó registro de paseos con amigos, de tardes en tabernas y de la arquitectura encalada. Es uno de los primeros pintores en salir de casa con cámara de fotos y entender la utilidad para su propia obra.
Reseñas de Antonio Lucas y Natividad Pulido.
(Mucho más que un blog de poesía) :)
Con toda la razon lo dices:)
Cada vez que se pasa aquí,te vas con el espirito lleno de bellas palabras acomodadas a unos bellos sonetos.
Se puede destacar todo de esta maravilla ,yo destaco.
Desnuda como un árbol
que crece vertical desde la tierra,
Muchos besos
“…acaso su mujer de tantos años,
o todas o cualquiera.”
La clara obsesión de Bonnard de pintar siempre el mismo cuadro plasmado en este estupendo soneto impregnado de sensualidad, como cada una de las obras del artista.
Un autentico disfrute visitar este blog donde la poesía y el arte confluyen en su forma más natural, me gusta Todo.
REM
Gracias Tita, la poesía es siempre un lugar convocante. Sabes que esta casa es tu casa.
Un beso grande.
Gracias Rem, parafraseando a Bonnard, se podría decir:
"Casellas escribe siempre el mismo verso". :)
Me gusta que disfrutes cerca de mí, en mi planeta literario.
Besos al aire, a ver cuantos atrapas.
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